El
negro rengo y la psicología
los
días bendecidos por la humedad
me
duelen los tiros en la pierna
los
días que enamoran al sol
no
me duelen tanto
esos
inspiradores momentos violentos
escucho
de nuevo los crueles disparos
siento
de nuevo los huesos blancos quebrarse
se
acercan y me arrastran
uniformados
cobanis azules bonaerenses
y
luego los grises doctores públicos
arreglándome
la pierna y el cuerpo
el jugo rosado de las pastillas diclofenac
el jugo rosado de las pastillas diclofenac
la tormenta de rejas
escucho
al psicólogo retarme por ser sincero
lo
que me trajo un severo castigo
me
obligaba a ser albañil u obrero
algo
que el jamás sería
el
se ofendió
yo
seguí preso
dicha
experiencia me sirvió para comprender
la esfera resplandeciente
que
reina al fondo del motor cerebral
busqué por ahi y desembarqué
en un
lugar que los psicólogos
no
me habían dicho que existía
y
me di cuenta que yo podía
imaginar mi destino
imaginar mi destino
que
podía ser mi juez, abogado y fiscal
ser
mi psicólogo y paciente
y que no tengo porque
confesarle mis pecados a nadie.
y que no tengo porque
confesarle mis pecados a nadie.