Propuestas.
¿A donde estamos?
¿en el reino de lo falso?
un poco de amor y todo cambiaría
más alegría habría
menos balazos impactarían
sobre la piel de todos los indefensos.
podrán rechazarme o decir que soy ejemplo
pero yo se bien cual fue el argumento
abrazar al otro mientras me pegaba
no sentir odio por los que me odiaban
me sentí tan lleno y tan resplandeciente
que hasta las rejas del momento se asustaron
y retrocedieron de a uno todos mis miedos
con sangre de mis venas puse en la pared
poesia es la salida
poesia es pura vida
ahora el que quiera atacarme
se va encontrar con un escudo de amor
que no lo rompen ni las balas de teflón
me quebraron una, dos, tres, mil veces también
llevo las heridas abiertas en la piel
fueron muchas las caidas
pero fueron más las levantadas
¿consiente o inconsciente?
no recuerdo bien.
FILMOGRAFÍA; "Diagnóstico Esperanza"(2013). "¿Qué Puede un cuerpo?" (2015). "Exomologesis" (2016). "Atenas" (2019). "Lluvia de Jaulas" (2019). "Castillo y sol" (2020). "Corte Rancho"(Canal Encuentro, 2013). Cortometrajes; "Guachines" (2014). "Truco" (2014). Autor de los libros de poesía; "La Venganza del Cordero atado" (2010). -"Crónica de una libertad condicional" (2011). -"Retórica al suspiro de queja" (2014). "Rectángulo y flecha" (2021). "El fetichismo de la marginalidad" (2021).
domingo, 26 de agosto de 2012
jueves, 23 de agosto de 2012
¿Para qué sirve el miedo?
¿Para qué sirve el miedo?
Según el loco de Nietzsche todo está en la plaza pública. Y en algo capaz tenía
razón a pesar de su maravilloso y desmedido ego. Porque un domingo de hoy en
día en una misma plaza podemos encontrar mil mundos, imágenes y situaciones
diferentes. Hasta estilos de niñez bien diferentes. Por un lado están los niños
con las manos y el corazón lleno de cicatrices, en los que nadie confía ni
nadie quiere. Niños sucios, niños chorros, drogadictos, repletos de odio,
repletos de maldad, repletos de hambre y sed de venganza, que dan vuelta en las
plazas de la ciudad y nos aterrorizan, que si te tienen que matar, cortar,
apuñalar o tirarte del tren por un celular lo hacen, sea un blackberry o el más
hecho mierda. Que una tarde caen en cana, que otra noche mueren, que otro día
matan, que otro día quizás alguien los alimenta, que quizás alguno le tira unos
billetes a cambio de un pete. Que ni siquiera tuvieron padre, o el que tuvieron es albañil, borracho, golpeador
y a veces hasta sensible. Guachos bien malditos que igual sonríen, la guita que
se recauda robando se invierte en paco para rellenar el dolor, sus juguetes son una pipa o una bolsa de
poxirran. Ni siquiera el consuelo de la marihuana, porque un porro es peligroso
ya que que si pinta el bajon puede recordarnos que no se come hace días. Que
deambulan noctámbulos, delgados y tambaleantes frente a los castillos del
estado de derecho, como el congreso y plaza de mayo. Que nos tropezamos todos
los días en la ciudad y que pedimos al pobre
(económica y existencialmente) y
aburrido policía que se lleve. Infancia llenas de imágenes horribles, de
familias desmembradas, padres chorros u obreros, hijos chorros u obreros, un
villero no puede y no deber ser otra cosa que un tercerizado, hablar mal, ser peronista y obedecer por ignorante. Pero
nadie confía que un villlero puede ser creativo y artista, un villero tiene un lugar asignado dentro de
este sistema económico, por más que los psicoanalistas se esfuercen en querer
imponernos que el contexto no determina una subjetividad. Este es un concepto que
pierde rápidamente sustento empírico, cuando vemos que la amplia mayoría de los
que emiten con entusiasmo este argumento, no soportarían ni siquiera un día entero,
viviendo en las condiciones de aquellos que pretenden convencer con que el
contexto no determina la vida de una persona.
Y por otro lado en la misma plaza pública podemos encontrar
los baluartes de la familia brillando en su máximo esplendor, con los padres
divinos, obedientes de los caprichos del nene, que quiere copo de nieve,
pochoclo, una manzanita, una vuelta en los cochecitos a batería, la última
pelota Nike, la última casaca Adidas, los botines de Messi último modelo, comer
en Mac donald, jugar a la play 5 e ir al
shopping. Niños consumistas pero bien “educados”, por los cuales sus padres se
rompieron el lomo trabajando y que no les puede faltar nada y si tienen 7 años
y te piden un celular hay que comprárselo porque para eso se trabaja. Padres
que enseñan a sus hijos el miedo a los pobres. A la raza de nenes sucios
provenientes de la selva, pero que desean
tener esos padres cumplidores y consumistas. Que desean los juguetes de los niños
afortunados. Y que al no tenerlos tienen que salir a robar para conseguirlos. Que
salen a robar algunos de los productos con los que nos bombardea la tele, la
radio, internet, los carteles de la estaciones de tren, los carteles al costado
de la general paz, adentro de tu casa, adentro de tu cama.
En cambio los “niños bien” de la plaza, con todas las comodidades
consumistas a disposición, el día de mañana muchos de ellos serán los primeros en levantar las banderas de la
pena de muerte y cárceles más aberrantes. Aunque tampoco hay que generalizar ya
que muchos de esos niños cómodos por suerte despiertan y se le rebelan a los
valores trasmitidos por padres, fríos, quietos
y opacos como un mueble.
Mientras la sociedad
permanece firme en las butacas del circo, donde todo quieren trepar a la cima y ser la
atracción principal y sorprendente. Donde los niños sucios siguen siendo un
panorama habitual de la plaza pública, y donde el síntoma general de la plaza
es una calma con un trasfondo de indiferencia y miedo. Pretenden que esos niños
se rescaten poniendo la espalda para el látigo, pretenden que aquellos que se
criaron entre el odio y la violencia salgan obedientes y mansos.
La realidad es que todos necesitamos afecto, el villero, el
del country, el lindo y el feo. Pero en vez de afecto preferimos competir y
bailar por un sueño.
sábado, 18 de agosto de 2012
Lo que necesitamos es vida
pibes muertos por la policia
policías muertos por los pibes
las armas solo generan dolor
no hay excusas para que exista un arma.
la muerte te recibe en el registro civil
y te llena el tanque de la maquina
La muerte decora las vidrieras
y rellena los tubos de los televisores
la política es un zoológico de soberbias
con sobredosis de ego
la ciencia naturaliza la pobreza
y luego la explica en sus libros
¿qué vale más? no lo sabemos
¿qué tenés vos que no tenga yo?
nadie sabe la verdad del misterio existente
ni lo que está bien o mal
la sociedad es un teatro
con estructuras a base de competencia
siempre se necesita un enemigo y
alguien que nos represente.
¡maldita sea la representación!
¡maldita la palabra!
maldito el lenguaje si enseña a olvidarnos del cuerpo
maldito sea el tiempo si agiganta las heridas
hay que vivir aprendiendo del silencio
respirando una paz ausente
hace miles de años.
miércoles, 8 de agosto de 2012
Competencia y asfalto
Ciudad de Buenos Aires,
la capital de Argentina, el hábitat de las suelas,
el escenario de mis planteos,
la razón de muchas heridas,
el lugar que tiene más marcas publicitarias
que banderas argentinas,
personas que renuevan a cada rato su moda,
devotos de la resaca tecnológica del primer mundo,
trenes donde la gente se cansa de viajar como bolsas apiladas,
pero no protesta mientras el premio sea el sueldo de fin de mes.
¡Sueldo, sueldo, sueldo!; lógica de este caos, fragancia de este basural.
Ciudad ubicada en un beso de lengua entre el agua y la tierra,
en un orgasmo de la naturaleza llamado Río de la Plata.
Ciudad que gracias a mercenarios conquistadores
ligó de rebote un hermoso nombre
quizás su mayor virtud, quizás su única sonrisa.
Pero también
hoy la máxima utopía
volver a sentir y deleitarse con buenos,
limpios y resplandecientes aires.
No esta hoguera de caños de escapes,
no estos rostros fríos que viajan en el tren
y en loscolectivos,
no esta paranoia de miedos al robo
al desconocido que habita también tu suelo.
Ciudad de Buenos Aires,
laberinto de asfalto que te hace olvidar
que es parte de un país llamado Argentina
ciudad sin identidad,
ciudad esclava del brillo de las ceremonias,
un estado más de los Estados Unidos
Ciudadanos que hablan en lenguaje de cajero automático
y sobredosis de indiferencia.
Vuelvo a decirlo,
lo único lindo que tiene esta ciudad es el nombre.
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