¿De que hablamos, cuando hablamos de compromiso?
Breve critica al método de exaltar la remera.
Proponiendo la revolución singular.
Cuando veo a tantos gritando y marchando no puedo dejar de repetirme y obligarme a inyectar en mis venas un lema con lo que sentencio a toda hipocrecia maquillada de militancia: la memoria es mucho mas que una bandera y la verdadera conciencia es mucho mas que una remera. Por mas que genere intolerancia en este hermoso momento de agite politico por el que afortunadamente transita parte de este pais, siento la sincera necesidad de bañar con interrogantes a los que van a una marcha y porque sienten una hora de euforia, se obligan a las lagrimas y exaltan todo cantico zurdo, creen (porque realmente creen) que asi lavan sus culpas de ciudadano y no hacen mas que dar el empujon fundamental para condenar a la verdad a un eterno descarte de responsabilidades.
Soy claro: es importante la presencia ante que el olvido, es fundamental que se incline la gente a la union, pero si es momentanea es un envase vacio de enseñanza para el futuro.
Necesitamos inventar el metodo y no repetir antiguos, porque es hora, ahora o nunca, de abandonar la tendencia a asegurarnos el paraiso del compromiso tan solo porque brindamos nuestra presencia. ¿Y mañana? ¿Donde queda toda esa energia supuestamente militante y conciente-social?, ¿a que se la destinamos?, ¿que construimos realmente?, ¿en que innovamos?, ¿que estamos aportando al devenir?.
Desplazemos un rato al gobierno actual y a toda la basura politica de la oposicion, para eso estan las discusiones que por suerte estan abundando en las radios y en canal 7. Miremosnos a nosotros mismos y decidamos de una vez vomitar todo nuestro silencio voluntario, toda la ignorancia obligatoria, aceptemos que si la cultura nacional esta contaminada nosotros fuimos los fabricantes y que la única manera de desintoxicar a tan anciano basural es con el aporte singular y nada mas.
Enfrentando al espejo de nuestras reflexiones y sintiendonos satisfechos, que las voces de nuestras conciencias dialoguen y no discutan, primero revolucionarnos nosotros mismos ante que pretender una gran revolución social. Sino naturalmente se caera en una secuencia repetitiva y en un caos matemático de constantes contradicciones, ¿Se puede proponer , apoyar y levantar bandera de que queremos el cambio cuando no cambiamos nosotros, cuando nuestro interior apesta, cuando nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestros sueños reales no estan revolucionados?.
Seamos sinceros aunque duela, la verdadera memoria no necesita ni depende de banderas ni de bombos, si no que la verdadera y autentica memoria es aquella que vive eternamente purificada por la coherencia entre el dicho y el hecho.
Porque si existiera esta conexión entre el decir y el que hacer, la conciencia y el cambio llegarian inevitablemente, ya no seria una moda del momento, sino una consecuencia total del reflejo concreto de nuestras ideas.
Desgraciadamente me dolió comprobar esta “tesis extremista ” en la reciente marcha del 24 de Marzo, cuando mas de la mitad de los presentes se enorgullecia de condenar a la memoria a ser una remera y no como lo que tendria que ser: sangre que hace enfurecer y retorcijar nuestras venas.
“Yo me pongo la camiseta ”… que dolorosa manera de incomodar y y subestimar a los ideales de tantos santos desaparecidos, que absurda e inocente manera de burlarse de sus sueños, lo que me produciría espanto seria saber que esa soberbia fue conciente.
De a poco se ve llegar una luz, infima, lejana, que llega con precaución y con el miedo de volver a ser torturada como lo fue en su momento. Esta en nuestras manos atraerla y no hacerla huir. Trabajemos VOLUNTARIAMENTE para convencerla de asentarse en las raíces de un nuevo pais, si es que realmente queremos un nuevo pais, sino fantasias, todo habrá sido nuevamente, UNA TRISTE FANTASIA...
Camilo Blajaquis