Plegaria para la libertad.

Plegaria para la libertad.

¡ay libertad, mi gran amor inalcanzable! ¿cuando podré comprobarte sin que me asusten tus lamentos?ese cruel tormento que me obliga solo a desearte y no a sentirte.
¡oh libertad, mi amor! cuántas desgracias acecharon mi vida por haber nacido en un lugar des-bendecido, ¿se darán cuenta alguna vez que yo no elijo este martirio? y que si vomito estos delirios es porque me cansé del suero y de las rejas.
¡oh amor! cuándo vendrás a someterme, seré el esclavo más prolijo, el más fiel de tus testigos, el idólatra de tu sombra.
De última, házlo por piedad, este poeta sólo quiere emborracharse con tu misterio. Cuando tú decidas convertirte en realidad, seré un espectador que en silencio llorará al fondo del teatro y, quién sabe, quizás sean lágrimas de alegría y de conmoción, por haberte hallado en los escombros de la casualidad.
Algunos cuerdos absurdos te tratan como si fueras una prisión donde deleitarse, ¡oh amor! tú lo sabes, ¿qué saben ellos de prisiones? si ni siquiera se animan a un minuto siendo libres, ¿qué saben acaso de ser aprisionado? y amor, bendito amor: ¿te califican de prisión? ¡ay, ay, ay! pobre de ellos si sus miedos fueran parlantes prendidos...
Libertad, ¿cuándo podré estar seguro bajo tu yugo? ¿cuándo iluminarás mis venas con tu filo? mírame, regálame la más tristes de las miradas y yo saldré a socorrer tus iris y pupilas y los dejaré secos de llanto y ansiosos de ilusión, ¿qué es la puta razón? me pregunto cuando te invoco y lo único que convoco es a un ejército de demonios triunfantes.
O acaso, dime amor, ¡grítamelo y escúpelo en mi mente! ¿qué significa el amor? ¿quién lo inventó? ¿cuál es su fin?
Si me lo pides seré cadenas rotas que abracen tu espalda, candados abiertos con los que perfumaré tu cuello, yo seré tu cárcel y tú mi carcelero. y si te lo digo es porque en el óxido de una celda fue donde me convencí de tu existencia, y aunque hoy tu presencia sea el más físico de los espejismos, y tu ausencia la secuela de este cinismo, sigo en la noche esperando tu llegada, sigo hechizado por la más enferma de las esperanzas.
¡ay libertad, infinito amor! mejor te dejo ir, quizás no te merezco, ve, anda y que te sigan disfrutando los súbditos al aburrimiento.