lunes, 20 de octubre de 2008

Sensasiones de un domingo en cana

La sensación cuando termina la visita se puede comparar a la de tirarse en un volcán de amargura en erupción.
Es cuando quisiera congelar el tiempo tan sólo para degollar con un pedazo de vidrio todas las yugulares de cada uno de los guardias. ¿Cuál es la felicidad de transformar en un cubito de hielo la vida, qué mejoría trae a sus penurias el sentirse autoridad? Es la idea en la que continuamente se cae.

Pero no hay buenos, ni malos. Todos son hormigas de la fábrica del machete, nunca vi un espejo tan grande (casi del tamaño de nuestro continente) por el que miran la extraña mutación de su futuro muerto.

Díganle a mi espalda violeta y verde y amis tibias fragmentadas que ellos son simplemente mercenarios de un sistema.
Nunca imagine que llegaría a odiar tanto el escuchar apellidos y mucho menos que me tatuarían un 653 en la nuca.
Pero igual, no dejo que me autopcien los discursos. El resentimiento es simplemente el alcohol que bebe esta soledad obligatoria.

Quzás el mejor momento de las dos horas semanales que paso con mi familia sea cuando veo a las rejas convertirse en plantas enredaderas. Pero bueno, lamentablemente, un termina acostumbrándose a que te absorba las venas una aspiradora capitalista... de todos modos, tiene su instante gratificante hacerle trampa al patrón etreno y ponerse veneno zapatista en la sangre. ¡Hello Mister!

Nadie conoce la belleza (sólo comparable al amanecer de los incas) de morirse de una sobredosis de abstinencia sexual y reencarnar al otro día en un asesino invisible.
¿Por qué será que todos mis heroes se enamoran del suicidio?

Mi mamá ya debe haber llegado a mi casa, qué lástima, ella nunca se va a dar cuenta que hoy, luego de tres años, se recibió de astronauta carcelaria.

5 comentarios:

Andrés Alejandro Navarro dijo...

yo creo que es una de las mejores cosas que lei que le creo, creo en esa realidad y tiene una forma muy poetica a compartir ese mundo. Me parece muy bueno.

Anónimo dijo...

Tu escrito es para mi como una suerte de huracán de fuerzas para luchar contra la impotencia de no vislumbrar cual es el camino para modificar la realidad y contra la culpa de saber q mi espalda unicolor y mis tibias sanas pueden retirarse de ese lugar hacia esta ficción de libertad q nos propone la sociedad.

Nos vemos por los pasillos, besotes!

Anónimo dijo...

Camilo dicen que escribir es poner en el papel la sangre y el alma, vos pones las dos cosas.Me estremecen tus palabras, te envío un abrazo desde Mendoza con cariño.
Lili

Susana Lizzi dijo...

Me quedé sin palabras ante la intensidad de tus palabras...Siento la impotencia de no saber cómo se cambia la injusticia social en igualdad de oportunidades. Soy docente y esa es mi preocupación y mi ocupación constante.

Camila dijo...

Camilo lei cuando saliste en la revista Viva, la verdad que tu historia me conmovio. Mi familia esta pasando lo mismo que paso la tuya hace un tiempito pero en mi casa esta mi hermano. Es un dolor y comprendo tanto cuando escribis. Yo se lo que se siente. Mi hermano esta por una injusticia muy grande, por algo que el nunca hiso.
Me encanta saber que pudiste salir adelante apesar de todo lo vivido. Me encantas. Me gustaria saber mas de vos. Conocerte. Mi Mamá esta super feliz de vos.
Besitoss... Te Deseo Lo Mejor Del Mundo